El COI baraja Barcelona como ‘plan b’ para los Juegos de invierno de 2026

La capital catalana, que trabaja para el 2030, sería una alternativa prioritaria si las dos últimas candidaturas, Milán y Estocolmo, no prosperan

Espiritu Aloha | dic 17, 2018

La candidatura Pirineus-Barcelona para los Juegos de invierno de 2030 podría adelantarse cuatro años. El proyecto catalán sería la solución de emergencia que se reserva el Comité Olímpico Internacional (COI) si las iniciativas de Estocolmo (Suecia) y Milán-Cortina d’Ampezzo (Italia), las últimas en pie para acoger los Juegos de 2026, no logran ser la candidatura definitiva. Ambos proyectos presentan debilidades de consenso social e institucional y el comité olímpico contempla la posibilidad de buscar una alternativa por si las propuestas finalistas caen antes de tiempo. Y Barcelona sería la primera opción.

Cuando acabó el recuento del referéndum popular celebrado en Calgary (Canadá) para aprobar una candidatura para los Juegos Olímpicos de invierno en 2026, al COI le entraron sudores fríos. Los ciudadanos canadienses rechazaron la candidatura olímpica y dejaron las propuestas de Estocolmo y Milán-Cortina d’Ampezzo como últimas alternativas para el próximo mes de junio, cuando se elegirá la sede definitiva.

Las dos precandidaturas finales cuentan con infraestructuras adecuadas según los informes del COI, pero ambas han presentado serias dificultades internas y falta de consenso institucional. Ante la falta de garantías de que Milán y Estocolmo sigan en liza, el comité internacional necesita una alternativa. Y Barcelona se presenta como el plan b del organismo internacional en caso de urgencia. La candidatura catalana, construida para acoger los Juegos de 2030, asegura —según el COI— un éxito en organización y repercusión deportiva. La experiencia de Barcelona en la celebración de grandes eventos, el amplio tejido social de clubes y el recuerdo de los Juegos de 1992 también son argumentos que el organismo internacional tiene en cuenta. El conflicto sobre la participación de deportistas de Kosovo en territorio español, ya resuelto, tampoco será una limitación.

La otra cara de la moneda es la inestabilidad política en Cataluña. El COI observa con cautela las relaciones entre el Gobierno y la Generalitat, y sus miembros no esconden que los acontecimientos de los últimos meses no ayudan a fortalecer el proyecto.

La falta de alternativas en caso de necesidad, sin embargo, juegan a favor del proyecto Pirineus-Barcelona. Pero su elección como sede de 2026 depende exclusivamente de que los proyectos italiano y sueco se retiren. La normativa olímpica no contempla la incorporación tardía de Barcelona a la carrera de 2026, aunque ni el COI ni la propia Generalitat de Cataluña descartan ningún escenario. “Trabajamos para optar a los Juegos de 2030”, asegura Gerard Figueras, presidente de la Secretaria General de l’Esport (SGE), “pero Pirineus-Barcelona estará preparada si el COI necesita contar con nosotros para 2026”. El Ayuntamiento mantiene que la actual candidatura va encaminada a 2030, y se muestra prudente a los posibles cambios.

Barcelona se planteó ser la sede de los Juegos de 2026, pero la llegada de Ada Colau a la alcaldía paralizó el proyecto. Fuentes del COI se preguntan qué habría ocurrido en caso de que aquella opción hubiese continuado viva. Las dudas de Estocolmo y Milán contrastan con la actual unidad institucional catalana, a falta de conseguir el apoyo popular, el próximo gran reto de la candidatura.

El COI estima que las dificultades para encontrar una sede olímpica habrán desaparecido en el próximo ciclo, si los planteamientos de sostenibilidad económica y medioambiental calan entre las ciudades. La disputa para los Juegos de 2030 podría presentarse más reñida. Sapporo (Japón) y los Estados Unidos ya han mostrado su interés.

Candidaturas débiles

La falta de pretendientes olímpicos ha sido una constante en los últimos años. Los Juegos de verano de 2024 y 2028 ya se repartieron entre París y Los Ángeles por la falta de más interesados. El problema es que las iniciativas con opciones para los Juegos de invierno de 2026 no son sólidas.
El proyecto italiano avanza debilitado por la retirada hace dos meses de Turín, que formaba parte de una candidatura a tres. La ciudad piamontesa no aceptó el liderazgo de la localidad lombarda, y el gobierno italiano llegó a anunciar que la iniciativa estaba “muerta”. El comité olímpico italiano resucitó el proyecto, aunque no podrá contar con fondos públicos ni un consenso generalizado. En Suecia, la situación no es mucho mejor. Hace un mes, una coalición política municipal emplazó a la candidatura a asegurarse de que los fondos organizativos “sean totalmente privados”.

Nota de: https://elpais.com/ccaa/2018/11/15/catalunya/1542313623_876075.html