Subida al Cerro Chame, Panamá

Luego de empezar con un despertar tempranero (4:50 am.) me dispuse a caminar un aproximado de 2 kilómetros para encontrarme con mis compañeros de ruta, en la estación de metro Fernández de Córdoba en la Ciudad de Panamá.

Resulta ser que el senderismo se hacía con carpooling, una modalidad de compañía a las personas que tienen carro sin nada a cambio, a modo de aventura. Mi recorrido en carro hasta Bejuco, zona donde empezaríamos a caminar, sería ameno con personas desconocidas, pero que, poco a poco, nos iríamos conociendo. Con dos venezolanos en la parte delantera del carro, y una francesa y un brasilero a mi lado en la parte de atrás.

El Cerro Chame presenta una característica inusual en los cerros, en general, de Panamá. No presenta una vegetación tan variada por su sequía y poca lluvia. La dificultad del cerro, más allá de las dos horas y media, en promedio, que se toman las personas en subirlo, son el calor aunado a la humedad presente en el lugar.

Fácilmente en el camino se aprecian hojarascas que llenaron lo que alguna vez fue un caudal de un río o pequeñas cascadas de agua. Con subidas un poco inclinadas, poco a poco, se observa una vista 360 grados. Con vista hacia la Ciudad de Panamá en una primera instancia y, luego, hacia zonas como Capira, Valle de Antón, entre otros.

Como costumbre y como una señal de los conquistadores españoles en su momento, hay una cruz en la parte de arriba de la montaña, en la cima de la misma, puesto que se dice que es una especie de adoración a Cristo y no a los dioses que los indígenas creían en su momento (pudiendo ser el agua, el fuego, el viento, entre otros).

El océano Pacífico se veía desde la cima, junto con otras formaciones montañosas, como El Cerro Trinidad.

Hasta un próximo post sobre naturaleza y senderismo en Panamá.

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